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Está surgiendo un gran mercado en torno al CBD (Cannabidiol). Hoy en hoy existen multitud de productos con contenido en CBD que permiten un gran abanico de opciones a los usuarios que quieren probar sus beneficios. Al estar en pleno auge y crecimiento el mercado conlleva una innovación respecto a los métodos de extracción, novedosos y refinados, que se utilizan para aislar y aprovechar los cannabinoides, los terpenos y más componentes de la planta de cáñamo.
Recordamos que los dos componentes principales de la planta de cannabis son el THC y el CBD, variando sus proporciones en función de la variedad de la planta.
Gracias a la extracción del CBD conseguimos separar los cannabinoides que nos interesan y crear una forma concentrada y aislada de los estos, que luego será la que empleemos para su uso. De esta forma nos aseguramos de estar ante un producto sin THC (O por debajo del límite legal de 0,2%).
Pero no todos los métodos de extracción son iguales, sobre todo en términos de calidad del producto final como a la seguridad para su consumo.
Si quieres saber más sobre métodos de extracción, sigue leyendo.
Es el método más tradicional de extraer CBD (y también de los más seguros). Además de ser un remedio barato y asequible de realizar.
Tendremos que utilizar un aceite vegetal (generalmente de oliva, de cáñamo o de sésamo) que mezclaremos con la planta descarboxilada.
Esta mezcla la calentaremos para extraer los cannabinoides, que pasarán al aceite que hayamos empleado. Y que será apto para su uso.
La principal ventaja que caracteriza este método es que no queda ningún tipo de residuo químico tras su realización.
Como principales desventajas podemos señalar la menor durabilidad y capacidad de conservación del aceite, así como su menor concentración de CBD en comparación con otros métodos.
Hoy por hoy se considera la manera más segura de obtener CBD. A este método también se le conoce como “extracción supercrítica/subcrítica”.
A diferencia de la extracción con aceite con este método será necesario contar con una maquinaria adecuada, así como con unos conocimientos técnicos. Por lo que es de los métodos más caros y complicados de realizar.
Con este método, los cannabinoides se obtienen tras un proceso en el que se le aplican diferentes temperaturas y presiones a la planta. Los cuales hacen que el CO2 se junte con nuestro aceite, para finalmente extraer los cannabinoides de la planta, desechando el CO2 restante.
Este método de extracción de CBD también es uno de los menos recomendados. Al realizarse la extracción por medio de disolventes químicos (etanol, butano o alcohol), el producto final es muy posible que contenga residuos tóxicos. Por lo que su uso terapéutico será mucho más reducido ya que los disolventes químicos destruyen las ceras de la planta, que tienen propiedades beneficiosas para la salud.
A pesar de ser una forma asequible económicamente y fácil de realizar (especialmente si la comparamos con la anterior) es la que mayores riesgos conlleva.
Al contrario que otros métodos, también extrae la clorofila junto a los cannabinoides, por lo que puede aportar amargor al aceite final.
La realización seria mezclar el disolvente con la planta, ya que los cannabinoides de esta pasan al líquido que hayamos empleado. Acto seguido, calentar el líquido hasta que se evapore y nos quede el aceite concentrado.
Tras haber visto hecho un recorrido por los tres métodos más habituales de extracción, una de las preguntas que pueden surgir seria ¿Qué partes de la planta puedo usar para extraer el CBD?
No hay ninguna opinión consensuada respecto a este tema ya que algunas personas optan por emplear todas las partes de la planta para su extracción, mientras que otros prefieren emplear solo las cepas.
Los aceites de CBD empleados de forma terapéutica a menudo recurren a la extracción de los cannabinoides de toda la planta, puesto que se obtienen mayores beneficios al conseguir un espectro más amplio de los compuestos activos.
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